Consiguieron a 20 pacientes de cáncer que tras su diagnóstico se sentían algo deprimidos por su salud y la apariencia que el tratamiento les estaba dejando. Se les ofreció un cambió de look, ellos aceptaron contentos.
Los estilistas pidieron a los pacientes que no abrieran los ojos hasta que todo estuviera listo, un fotógrafo se colocó detrás de un espejo para captar la primer reacción de cada enfermo ante su nueva imagen.
La sorpresa y carcajadas no se hicieron esperar, los estilistas jugaron una divertida y tierna broma a los pacientes quienes comprobaron que la felicidad es cuestión de actitud.
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